lunes, 5 de enero de 2009

Épocas de colegio...


Cerca de intermedio (Últimos tres años de primaria), empecé a ver las letras de las películas de forma borrosa, a no poder distinguir algunas letras, rostros, etc. después de revisarme, ya se hizo definitivo, necesitaba lentes, así que me compraron mis primeros, que por cierto, elecciones de mis padres, me compraron unos del tamaño de mis orejas, gigantes, pues su idea principal era que pueda ver bien toda una zona grande, y no usar unos de tamaño pequeño o aunque sea normal, porque no abarcaban todo mi rango de vista. Bueno, siendo pequeño (cerca de 10-años) era difícil pensar que no lo hacían por mi bien, así que tuve que aceptarlo.

El primer día de clases con anteojos fue bueno, realmente veía las cosas de manera diferente, las veía bien, pero no se hicieron faltar los comentarios de otras personas, pues ya sabemos que los niños pueden ser tontos, o crueles... bueno, creo que se resume en inmaduros. No me jodieron con los clásicos insultos de cuatro ojos o cosas así el primer día, lo que sí fue algo que me dolió más, pues mi amiga me dió una mirada de lástima, de pena, como si me hubiera pasado una desgracia, y solo le salió una expresión de: Ohhhh, mostrando su descontento. no bastaba decir más, aunque no haya dicho nada, entendí mucho de ella.

Recuerdo en medio (secundaria), últimos 3-4 años, ya había un grupo de boludos que al verme murmuraban "nerd, nerd, nerd..." a lo lejos, hasta que un día se atrevieron a hacerlo de cerca y me enfrenté al pobre boludo que parecía el jefe, que de paso era un flacuchento que parecía que se iba a romper en cualquier momento (los demás no se quedaban atrás, excepto que había uno que ya se iba al otro extremo, un pobre gordo gigantesco) y al parecer ya se había roto , porque estaba con yeso... le dije: "mirate, por lo menos yo hago deporte, tú no puedes ni hacer eso" (tomando en cuenta que yo soy deportista, y en esas épocas tenía un buen físico, nada del otro mundo, perose notaba que hacía mcho ejercicio, modestia aparte) entonces el boludo aterrorizado va a buscar refugio junto a sus amigos, con miedo a enfrentarme solo, y desde atrás de ellos empieza a insultarme.

En ese momento ya entro en duda. Si voy donde él, los cuatro maricones me saltan, y si no voy... En ese momento pasa el gerente, como si tuviera la habilidad de oler estas cosas, momento que ellos aprovechan para irse y quién sabe, seguir hablando boludeces de mí a mis espaldas. Lo importante es que los enfrenté y comprobé lo que pensaba, que eran unos pobres cobardes inseguros.

Y no volví a saber de ellos, seguro se hacían bola al verme, tampoco recordaba mucho sus caras, casi nada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario